Intento 5(relato de un tonto a su tonta muerta)

Como perfectos idiotas mirábamos el cielo con los dedos entrelazados y no hacíamos mas en todo el día.

Amaba hacerlo, bajo las estrellas, tus luceros relucían, como reclamando su lugar de nacimiento, ese cielo indecifrable de donde bajaron molestos, ahora son tuyos, y son mios mas que tuyos.

Recuerdo que nos escapábamos a hurtadillas de la sombra de los árboles, para fumar nuestros cigarrillos de amor, de esos que nos gustaban, que se armaban con la mirada y se prendían en el contacto de nuestros labios y nos los fumábamos haciendole el amor a la poesía.

Solo te fui infiel con el irresistible mar, que proponía arrebatarme entre sus olas, y perderme por siempre en el, solo fui un clandestino del amor cuando en las noches me roció de su belleza.

¿Donde estás? idiota mía

¿Ahora quien reirá de mi en sinfonías que solo tu dirijías? ¿Quien le hará canciones indecentes a tu cuerpo? ¿y quién leerá un cuento cuando de llorar se trata?

¿Sigo?

Claro, continúa esta estupidez.

Mis cristales no me dan una visión muy clara
de lo que pasa alrededor,
a veces pienso y río
pero siempre siento el ardor

Me enloquece, me excita, pero no me satisface, por que no hay mayor satisfacción que el sonido de cuando nuestros labios se disponen a morir despues del cielo.

Espero que en Hawai
el correo llegue pronto
o si estas en canada
te lo mandaré a Toronto

Firma

Dionioso
tu esposo que te ama y extraña.

PD: Entiendo que ahora estás molesta, pero la muerte tiene un solo remedio, la vida.

Responder en tanto puedas